Las cifras
- 24 horas. Ese es el tiempo que tardaron los militares sublevados en abrir el primer campo de concentración. El lugar elegido fue la histórica alcazaba de la ciudad de Zeluán, 25 kilómetros al sur de Melilla, en el territorio del Protectorado español en Marruecos.
- 298 campos de concentración. Esa es la cifra de campos que hemos logrado documentar hasta ahora. Se trata de un dato provisional. De hecho, desde que publicamos el libro "Los campos de concentración de Franco" hemos logrado identificar dos nuevos campos en Villar del Arzobispo (Valencia) y Son Granada (Llucmajor, Mallorca, Islas Baleares). En realidad se trata de un número superior ya que algunos de estos 298 eran complejos concentracionarios formados por varios campos. Es el caso de la ciudad de León en la que se estableció un campo central en el monumental Hostal de San Marcos y otros tres de menor tamaño en Hospicio, el Colegio Ponce y Santa Ana. Algo similar ocurrió en Alicante, Guadalajara, Irún, Cáceres, Cartagena, Pamplona, Murcia y también en Bilbao, donde el campo principal se abrió en la Universidad de Deusto, del que dependían los prisioneros encerrados en la plaza de toros de Vista Alegre y en la Escuelas del Patronato de San Vicente de Paúl.
- Entre 700.000 y un millón de españoles pasaron por los campos de concentración franquistas. Los propios informes del Ejército franquista nos indican que solo en abril de 1939 había un mínimo de 500.000 hombres y mujeres encerrados en campos.
- Miles de muertos. Resulta imposible dar una cifra real de los hombres y mujeres que perecieron en los campos de concentración franquistas. Obviamente no quedó constancia documental de los miles de prisioneros que fueron asesinados extrajudicialmente. Además, solo una pequeña parte de quienes fallecían por enfermedades, hambre, frío o malos tratos eran inscritos en los registros civiles o parroquiales. A pesar de las dificultades para disponer de estadísticas fiables, contamos con algunos datos parciales muy significativos que sí han podido ser verificados. A todos ellos habría que anteponer un "al menos", ya que los testimonios orales y otros indicios documentales señalan que hubo muchas víctimas más:
- 827 ejecuciones en los primeros meses de funcionamiento de los campos de concentración abiertos en la ciudad de Santander.
- 278 prisioneros del campo de concentracón de Ferrol (A Coruña) "paseados" y fusilados.
- 138 muertos en Albatera (Alicante), solo en abril de 1939, por hambre y enfermedades.
- 115 "paseados" y ejecutados en El Mogote, Tetuán (Protectorado de Marruecos).
- 144 fallecidos de hambre y enfermedades en el campo de Las Arenas en La Algaba (Sevilla).
- 234 fusilados o muertos por traumatismos y enfermedades en el campo de concentración de Camposancos en La Guardia (Pontevedra).
- 157 fallecidos en Miranda de Ebro (Burgos) por hambre, enfermedades y disparos de arma de fuego.
- 100 fusilados en el pequeño campo de concentración del Caserío de Zaldívar, ubicado en Casas de Don Pedro (Badajoz).
- 66 muertos por enfermedades, 3 por disparos de arma de fuego y uno por "asfixia en suspensión" en Aranda de Duero (Burgos).
- 87 fusilados en el campo de concentración del manicomio de Alcalá de Henares (Madrid).
- 366 fallecidos en el campo de concentración de la Universidad y el Hospital de Deusto (Bilbao).
- 265 prisioneros procedentes de diversos recintos vascos fallecieron en el hospital-campo de concentración de Guernica (Vizcaya).
- Entre 1.384 y 2.952 "paseados", ejecutados y fallecidos por hambre y enfermedades en el campo de concentración de San Marcos en León.
Si a estas cifras añadimos los 1.800 prisioneros que, como mínimo, fueron asesinados en el fugaz campo de concentración abierto el 14 de agosto de 1936 en la plaza de toros de Badajoz, ya ascendería a 6.000 víctimas mortales en apenas una quincena de recintos. Es cierto que el número de muertes en otros centros fue notablemente inferior, pero también existieron lugares como Los Almendros o la mayor parte de los establecimientos andaluces en los que fallecieron centenares de prisioneros de los que no quedó constancia documental alguna. Igualmente sabemos que campos como los de Albatera, en Alicante, Higuera de Calatrava, en Jaén, o Moncófar y Sot de Ferrer, en Castellón, cuentan con fosas comunes que aún no han sido excavadas. En cualquier caso, con las cifras de que disponemos y teniendo en cuenta la enorme cantidad de campos en que hasta ahora ha sido imposible realizar un recuento fiable, es improbable que el resultado final no supere con creces la cifra de 10.000 fallecidos aportada en anteriores trabajos de investigacin.
- Andalucía fue la región que albergó más campos de concentración, 52. En este ránking del horror le siguen la Comunidad Valenciana con 41, Castilla la Mancha con 38, Castilla y León con 24, Aragón con 18, Extremadura con 17, Madrid con 16, Cataluña con 14, Asturias con 12, Galicia y Murcia con 11, Cantabria con 10, Euskadi con 9, Baleares con 7, Canarias con 5, Navarra con 4, La Rioja con 2 y Ceuta, junto a las antiguas colonias españolas en el norte de África, con 5.
- Se utilizaron edificios o terrenos rodeados de alambradas. En torno al 15% de los campos de concentración franquistas se abrieron en conventos, monasterios, castillos y otros edificios de alto valor histórico. Un 12%, en fábricas, almacenes o industrias conserveras abandonadas. Un porcentaje similar se instaló en cuarteles y fortalezas militares. Cerca del 10%, en plazas de toros, campos de fútbol, hipódromos... Un 9%, en centros escolares, manicomios, lazaretos y otros edificios civiles. El mayor número, entre un 25 y un 30% del total, surgió de la nada, en espacios abiertos donde se construyeron barracones, se levantaron tiendas de campaña o se dejó, simplemente, que los prisioneros permanecieran a la intemperie.