Una Cronología muy resumida*
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Abril de 1936. El general Mola dicta unas directrices secretas en las que deja clara la estrategia que desarrollarán tras el golpe de Estado: "Es necesario propagar una atmósfera de terror. Tenemos que crear una impresión de dominación ... Cualquiera que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado".
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18-19 de julio de 1936. El Ejército franquista abre el primer campo de concentración en la alcazaba de Zeluán (Protectorado español en Marruecos). Apenas han pasado 24 horas desde el inicio de la sublevación.
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20 de julio de 1936. Franco envía una orden al resto de generales rebeldes en la que les pide que organicen "campos de concentración con los elementos perturbadores, que emplearán en trabajos públicos, separados de la población".
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Finales de julio de 1936. Abren sus puertas los campos de concentración de La Isleta (Gran Canaria) y El Mogote (Protectorado español en Marruecos). En la Península, el fracaso del golpe de Estado genera una situación más confusa. Los generales sublevados utilizan numerosos recintos para confinar a presos políticos y a prisioneros. Algunos de ellos pasarán muy pronto a tener la consideración oficial de "campos de concentración". Queipo de Llano emplea, entre otros, el penal del Puerto de Santa María (Cádiz), la cárcel del barrio de la Casería de Ossio en San Fernando o el Cortijo de Vicos, próximo a Jerez. En Galicia, el Ejército rebelde habilita como lugares de confinamiento y exterminio las instalaciones del convento de los Jesuitas de Camposancos en La Guardia (Pontevedra) y el arsenal de Ferrol. En León entran los primeros prisioneros en el monumental Hostal de San Marcos y en la cercana localidad de Astorga se les confina en el cuartel de Santocildes.
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14 de agosto de 1936. El general Yagüe ocupa la ciudad de Badajoz y crea un campo de concentración provisional en la plaza de toros y en otros edificios de la localidad. Entre 1.500 y 2.000 hombres y mujeres son asesinados.
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Septiembre y octubre de 1936. Siguen inaugurándose campos de concentración en las zonas que van siendo ocupadas por el Ejército franquista. En Sevilla abre sus puertas el habilitado en el Cortijo del Caballero, en Guillena; en Tenerife comienza a operar uno en el aeródromo de Los Rodeos; en Soria ya funcionaba el que aprovechaba las instalaciones del convento y cuartel de Santa Clara; en Ciudad Rodrigo (Salamanca) confinaron a los primeros cautivos en el monasterio de la Caridad; en Palencia emplearon las Escuelas Berruguete y el Manicomio Viejo.
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28 de octubre de 1936. El comandante militar de Baleares emite una orden por la que crea una red de campos de concentración en Mallorca. El motivo, según podía leerse en su escrito, era confinar a los detenidos "que se encontraban en distintas prisiones de la Isla, los que sin estar sujetos a Procesamientos Militares eran conocidos por sus ideas extremistas".
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Noviembre y diciembre de 1936. Abren numerosos campos de concentración, entre los que se encontraban algunos de los que, a la postre, serían de los más longevos, como San Pedro de Cardeña (Burgos) y San Gregorio (Zaragoza).
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11 de marzo de 1937. Franco cursa la Orden General para la Clasificación de Prisioneros y Presentados. En ella establece que los cautivos sean investigados y clasificados en los campos de concentración para lograr "la verdadera eficacia en los fines perseguidos por el Ejército Nacional y para una estricta e ineludible justicia, que ha de ir aneja al triunfo de nuestras armas". Cada hombre sería clasificado como "A" (afecto al Movimiento), "B" (voluntarios del Ejército republicano sin más responsabilidades), "C" (oficiales del Ejército republicano, miembros destacados de las organizaciones republicanas, "enemigos de la patria"…) o "D" (personas responsables de supuestos delitos). El destino de los "C" y los "D" era pasar por un consejo de guerra sumarísimo rumbo al paredón o a prisión. El de los "B" era permanecer en los campos y ser encuadrados en unidades de trabajos forzados. El de los "A" era en teoría la libertad y en la práctica un alistamiento forzoso en el Ejército franquista.
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28 de mayo de 1937. Franco regula el "derecho obligación" al trabajo de los prisioneros. Se legitima una práctica que ya era habitual: explotar como esclavos a los cautivos. Poco después se constituyen los tres primeros Batallones de Trabajadores (BBTT). Estas unidades servirán para explotar como esclavos a decenas de miles de prisioneros de guerra contra los que no pesaba cargo alguno. Paralelamente, en mayo y junio se siguen abriendo nuevos campos de concentración en Vitoria, Badajoz, Talavera de la Reina, Pamplona, Estella, Bilbao, Andalucía occidental y en Miranda de Ebro (Burgos).
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5 de julio de 1937. El BOE publica una orden de Franco por la que se crea la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros (ICCP). Al mando se nombra como Coronel Inspector a un militar africanista, Luis Martín Pinillos. Su misión debía ser centralizar la caótica red de campos de concentración abierta desde el inicio de la sublevación. Un objetivo que nunca alcanzaría debido a la resistencia de la mayoría de los generales rebeldes. Al mismo tiempo se siguieron abriendo campos de concentración en lugares como Lerma, Cáceres, Sigüenza o Irún.
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Finales de agosto de 1937. La caída de Santander y la rendición del ejército vasco, tras el pacto alcanzado entre el PNV y los militares fascistas italianos, provoca una enorme masa de prisioneros. Los hombres de Mussolini abren campos de concentración en localidades cántabras como Laredo o Castro Urdiales y también habilitan el penal de El Dueso en Santoña. Estos recintos pasarían días después a ser controlados por las tropas franquistas españolas que, por su parte, habían abierto campos de concentración en recintos como la plaza de toros y los Campos de Sport de El Sardinero, ambos en Santander.
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14 de septiembre de 1937. La Inspección de Campos dicta las "instrucciones para el régimen de los campos de concentración". En ellas se establecen las medidas disciplinarias que deben regir en estos recintos: realización del saludo fascista, cantar himnos franquistas, asistir a misa y a charlas "patrióticas", descubrirse ante los guardianes…
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21 de octubre de 1937. Con la caída de Gijón la suerte del frente asturiano está echada. Rápidamente se abren campos de concentración en la plaza de toros y en una fábrica de harinas de Gijón, en el manicomio de La Cadellada en Oviedo y en otras localidades como Avilés, Pola de Siero, Infiesto, Grado o Llanes que se unen a los que ya operaban en Figueras (Castropol), Ortiguera y Canero.
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Antes de acabar 1937 se abren numerosos campos de concentración en la retaguardia franquista: Muros, Rianxo, Cedeira o Padrón en Galicia; Valencia de Don Juan y Santa Martas en la provincia de León; Jaca en Huesca y San Juan de Mozarrifar en la ciudad de Zaragoza.
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15 de enero de 1938. Ante la saturación insoportable de los campos de concentración existentes, el coronel jefe de la Inspección de Campos propone a Franco ampliar campos como los de Miranda de Ebro o Aranda de Duero instalando barracones desmontables de madera. Además se crean nuevos campos como el de Calatayud en la provincia de Zaragoza, los de Alcañiz, Santa Eulalia y Caminreal en Teruel, el de Almendralejo en Badajoz, el de Torremolinos en Málaga y el levantado en el barrio de Heliópolis en la ciudad de Sevilla.
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4 de abril de 1938. Franco ordena el reagrupamiento de todos los prisioneros extranjeros en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña (Burgos). El jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército, Antonio Vallejo-Nájera, realizó diversos experimentos con estos brigadistas internacionales.
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15 de abril de 1938. Las tropas franquistas alcanzan el Mediterráneo y parten en dos la España republicana. Durante el resto del año se crean decenas de nuevos campos de concentración por todo el territorio controlado por los militares sublevados.
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11 de octubre de 1938. El BOE publica la creación del Patronato de Redención de Penas por el Trabajo, una institución que aspiraba a perpetuar el sistema de trabajos forzados extendiéndolo a los presos ya condenados en los juicios-farsa celebrados por los tribunales militares. Si hasta ese momento los batallones y el resto de las unidades de trabajadores se nutrían de prisioneros de guerra y de detenidos por motivos políticos sobre los que no pesaba acusación formal alguna, ahora entraban en juego también aquellos hombres y mujeres que cumplían penas menores de cárcel. Los presos gestionados por el Patronato se repartirían en tres tipos de unidades: Destacamentos Penales, Colonias Penitenciarias Militarizadas y Talleres Penitenciarios.
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23 de diciembre de 1938. Franco aprueba el "Reglamento provisional para el régimen interior de los Batallones de Trabajadores". La normativa llegaba casi dos años después de la creación de la primera de estas unidades. De hecho, en ese momento había ya 96 batallones en los que trabajaban en régimen de esclavismo más de 45.000 prisioneros.
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10 de febrero de 1939. La caída de Cataluña en manos franquistas provoca un nuevo tsunami de prisioneros. Las cuatro provincias catalanas son sembradas de campos: Horta, Manresa, Igualada, Tremp, Cervera, Mollerussa, Reus, Tarragona, Figueres… En retaguardia la Inspección de Campos habilitó numerosos recintos para trasladar a los nuevos cautivos: plazas de toros como las de San Sebastián, Tolosa, Vitoria, Bilbao o Pamplona; una gran finca en Castuera (Badajoz), el monasterio de Santa María en Oia (Pontevedra), dos naves conserveras en A Pobra de Caramiñal (A Coruña), el aeródromo de Lavacolla en Santiago de Compostela, varios edificios e Isla Saltés en Huelva, la llamada Casa Grande de Padul (Granada), diversas instalaciones en los pueblos malagueños de Alhaurín , Ronda y Antequera, e incluso las ruinas de Medina Azahara en Córdoba…
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27 de marzo de 1939. En plena ofensiva final, Franco autoriza a sus generales a abrir campos de concentración "en los sitios que estimen más conveniente, por razones de higiene, vías de comunicación y emplazamiento".
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El final oficial de la guerra provocó que la red de campos de concentración franquista se duplicara. Más de 130 campos fueron abiertos, especialmente, en las regiones que habían permanecido hasta el último momento en manos republicanas. A mediados de abril de 1939, según los partes oficiales franquistas, había cerca de medio millón de prisioneros en los campos de concentración.
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Entre mayo y noviembre de 1939 cerraron sus puertas numerosos campos de concentración. Sus forzados inquilinos fueron ejecutados, enviado a cárceles y a unidades de trabajos forzados o acabaron siendo puestos en libertad condicional.
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10 de noviembre de 1939. La Inspección de Campos, rebautizada ahora como Jefatura de Campos de Concentración ordena el cierre de todos los recintos salvo cinco: Miguel de Unamuno en Madrid, Rota en Cádiz, Horta en Barcelona, Miranda de Ebro y los talleres centrales de Deusto en Bilbao. Aún así la orden no se aplica de forma rigurosa. Numerosos campos siguen funcionando exactamente igual, pero bajo la denominación de "prisiones" y otros, directamente, mantienen incluso la condición de campos de concentración. Es el caso, por ejemplo, del campo habilitado en la playa de Arnao en Figueras (Castropol) en el que fueron confinados esposas, hijas y madres de guerrilleros antifranquistas.
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20 de diciembre de 1939. El Ministerio del Ejército establece las bases de la mal llamada "mili de Franco". Todos aquellos hombres que no habían servido en las filas franquistas debían cumplir ahora el servicio militar. No importaba que hubieran sido soldados del Ejército republicano, ni que hubieran pasado años en campos de concentración o encuadrados en batallones de trabajos forzados. El objetivo del régimen era prolongar el sistema de explotación laboral de los vencidos, ya que quienes hicieron la "mili de Franco", salvo que lograran demostrar su afección al Movimiento, pasaban años como esclavos en unas nuevas unidades llamadas Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores (BDST)
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Junio de 1940. La dictadura disuelve los Batallones de Trabajadores. El trabajo esclavo se mantiene con más de 47.000 hombres desplegados en los BDST y otros 18.000 más en las unidades dependientes el Patronato de Redención de Penas por el Trabajo.
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Junio de 1940. El régimen franquista comienza a abrir nuevos campos de concentración destinados a extranjeros que huían a través de los Pirineos de la Francia ocupada por los nazis. Las provincias de Lleida y de Barcelona son dos de las que acogen un mayor número de campos. Miranda de Ebro es designado como el campo de concentración principal para acoger a estos refugiados extranjeros que fueron tratados como verdaderos prisioneros.
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Finales de 1940. El Ayuntamiento de Sevilla crea el campo de concentración de Las Arenas en el término municipal de La Algaba. Alrededor de 300 indigentes son detenidos en la ciudad y enviados a este recinto. Prácticamente la mitad de ellos murieron de hambre y/o enfermedades.
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Diciembre de 1940. Abre sus puertas el campo de concentración de Nanclares de Oca (Álava), dependiente de la Dirección General de Seguridad.
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Diciembre de 1942. Se disuelven los Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores y la Jefatura de Campos de Concentración. Cierra sus puertas el campo Miguel de Unamuno en Madrid. A esas alturas también habían sido clausurados los recintos de Palma de Mallorca, Rota y el fuerte de Isabel II en Ceuta. Continúan operativos los batallones de trabajadores de penados y las unidades de redención de penas.
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1943 y 1944. El sistema de redención de penas llega a su apogeo, gestionando el trabajo esclavo de cerca de 30.000 presos políticos.
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Junio de 1944. Miranda de Ebro y otros campos de concentración empiezan a recibir a alemanes, italianos y fascistas de otras nacionalidades que huyen del avance aliado.
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Enero de 1947. Cierra sus puertas el campo de concentración de Miranda de Ebro.
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Diciembre de 1947. El campo de concentración de Nanclares de Oca pasa a ser considerado "centro penitenciario". La Dirección General de Seguridad mantuvo en los años 50 y 60 diversos recintos denominados "campos de trabajo", "colonias agrícolas penitenciarias" o "campamentos penales" que funcionaban exactamente igual que los campos de concentración. Uno de los ejemplos más siniestros fue el de la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía en Fuerteventura, en la que fueron recluidos y torturados decenas de homosexuales.
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1948. Se disuelven los últimos Batallones Disciplinarios de Trabajadores Penados. El Patronato de Redención de Penas por el Trabajo se queda en exclusiva con la gestión de los esclavos del franquismo.
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1958 y 1959. La dictadura abre dos campos de concentración en La Isleta (Gran Canaria) y Puerto del Rosario (Fuerteventura) para confinar a decenas de líderes de la rebelión independentista en Ifni.
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1960. Se disuelve el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas.
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1970. Se disuelven los dos últimos destacamentos penales que trabajaban en la fábrica de cemento de la empresa Portland Iberia en Castillejo (Toledo) y en la construcción de la lujosa colonia Mirasierra de Madrid, a las órdenes del empresario franquista Juan Banús.
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1974 y 1975. La dictadura perpetra sus últimos asesinatos "legales". En 1974 utiliza el cruel método del garrote vil para acabar con la vida de Salvador Puig Antich. En septiembre de 1975, dos meses antes de la muerte del tirano, fusila a cinco miembros de organizaciones armadas antifranquistas.
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1983. Un Real Decreto disuelve el Patronato Central de Nuestra Señora de la Merced para la Redención de Penas por el Trabajo.
*Todos los detalles en el libro Los campos de concentración de Franco (Ediciones B, 2019)